El BCE quiere quitar el poder ejecutivo a todos los presidentes de banca antes de septiembre
El Banco Central Europeo está decidido a acabar con el modelo español de gobernanza bancaria basada en un presidente ejecutivo que acumula el grueso de los poderes. Pretende despojar de esos poderes a todos los presidentes de nuestro sector financiero de aquí a septiembre, según fuentes conocedoras de la situación. Un intento que se encontrará con la dura resistencia de los dos grandes: Banco Santander y BBVA, gobernados por la presidencia ejecutiva de Ana Botín y Carlos Torres, respectivamente.
Las fuentes consultadas explican que el supervisor europeo ha destinado exclusivamente a esta tarea a Paloma Diges, hasta ahora jefa de grupo en la Dirección General de Supervisión del Banco de España (el Banco de España es el brazo ejecutor de las decisiones del BCE).
Según una de las fuentes, «El BCE quiere consejeros delegados con poderes reales para acabar con ‘el problema español’ (Spanish issue) de tener presidentes ejecutivos que acumulan todos los poderes e implantar de una vez el modelo europeo de presidentes no ejecutivos y consejeros delegados con poderes reales».
El brazo supervisor del banco central (MUS, Mecanismo Único de Supervisión) ha ido introduciendo este modelo, si bien no completamente, en los casos de fusiones. En Unicaja-Liberbank, estableció que Manuel Azuaga tendría que dejar de ser presidente ejecutivo antes de julio de 2023, algo que ahora tendrá que adelantar. En el de CaixaBank-Bankia, permitió que José Ignacio Goirigolzarri conservara algunos poderes que ahora tendrá que ceder también al CEO, Gonzalo Gortázar.
El MUS sí lo impuso del todo en el Sabadell tras el fracaso de la fusión con BBVA, al quitar las funciones ejecutivas a Josep Oliu e imponer el nombramiento de un nuevo CEO que las aglutinara, César González Bueno. Bankinter tiene ese modelo en vigor desde la salida de Jaime Botín e Ibercaja lo ha adoptado para su futura salida a Bolsa. Otras entidades con presidentes plenipotenciarios que tendrán que abandonar sus funciones son Abanca (Juan Carlos Escotet) y Kutxabank (Gregorio Villalabeitia).
¿Botín renunciará al poder después de cuatro generaciones?
Pero el verdadero desafío para las pretensiones del BCE está en los dos grandes, que han realizado reformas menores de su gobernanza -como que el consejero delegado dependa del consejo y no del presidente, algo que era insólito en Europa- pero mantienen la estructura presidencialista tradicional.
En el caso del Santander, como ha venido informando en exclusiva OKDIARIO, José Antonio Álvarez desea abandonar el cargo y el BCE quiere aprovechar el relevo para cambiar la gobernanza del banco. Por eso, ha puesto pegas a que su sucesor sea una persona de la casa, y exige un candidato con mayor empaque. Un perfil que será muy difícil de fichar por parte del Santander tras el fiasco de la contratación de Andrea Orcel. Pero, sea quien sea la persona elegida, el gran problema estriba en la necesidad de que Botín renuncie a las funciones ejecutivas que su familia ha ejercido durante cuatro generaciones.
BBVA necesita un CEO para sustituir a Onur Genç
El problema no es menor en el caso del BBVA. Francisco González abandonó la presidencia tras su imputación en el caso Villarejo y su sucesor, Carlos Torres, ostenta prácticamente todos los poderes ejecutivos. No obstante, el consejero delegado es el que lleva el día a día e incluso se ha impuesto en decisiones como la nueva opa sobre Garanti. Que Onur Genç asuma las funciones ejecutivas no termina de gustar en Frankfurt por provenir de un país tan inestable como Turquía, con el añadido de que pertenece al círculo de confianza del dictador Recep Tayyip Erdoğan.
Precisamente, la compra del 100% de la filial turca puede dar una salida a Genç, que volvería a su país a ocupar la presidencia de Garanti, y permitiría al BBVA buscar otro consejero delegado más del agrado del BCE. Pero, en todo caso, Torres tendría que renunciar a sus poderes como en el caso de Ana Botín.
Está por ver si el supervisor europeo logra imponer su criterio a los dos grandes bancos españoles. No va a ser fácil, aunque el poder del BCE sobre la banca europea es omnímodo y está empeñado a acabar de una vez con la excepción española este otoño.